En algunas porras ha principio de temporada ya puse que aspiraba a ser Jugador Más Mejorado con el cambio de equipo, pero ni yo mismo pensaba que podría cuajar este gran arranque.
Y es que OJ Mayo está llevando en volandas a los Mavericks (3-1), unos Dallas Mavericks que con Dirk Nowitzki lesionado no creo que pensaran en ningún momento que tendrían un arranque tan bueno, sin ir más lejos en el primer encuentro ganaron en la cancha de los Lakers, y tan solo han caído derrotados en la siempre complicadísima pista de Utah Jazz.
Los números del escolta americano han mejorado sustancialmente con los dos últimos partidos, ambos en casa, donde promedia 31 puntos por encuentro; anoche le metió 32 puntos a los Blazzers, para ganar 114-91, y hace dos noches se fue hasta los 30 contra Bobcats, para ganar también por un arrollador 126-99.
Pero en porcentajes su temporada no es menos espectacular, sin ir más lejos ha metido la friolera de 18 de sus 27 lanzamientos desde más allá de la línea de tres, lo que supone un letal 67%. Poco bajan sus porcentajes si se tiene en cuenta cada vez que lanza a canasta ya que anota más de uno de cada dos tiros que hace (51%). A lo que le suma además, un sensacional 91% desde la línea de personal, para promediar 21.5 puntos por partido.
OJ Mayo fue elegido en el draft de 2008 en el lugar número 3 por los Minnesota Timberwolves pero traspasado a Memphis a cambio de la elección número 5, Kevin Love, que cada uno juzgue lo que quiera sobre el cambio... Lo que si se puede decir es que sus dos primera temporadas en los Grizzlies fueron verdaderamente buenas, titular los 82 encuentros de cada temporada, no se perdió un encuentro en dos temporadas y promediaba 18 puntos en esos 164 partidos. Competir con Derrick Rose le restó protagonismo de cara al Rookie del Año porque nivel no le faltaba.
Pero en la tercera y cuarta temporada todo cambió, perdió la titularidad, y con ella, bastantes minutos, aunque tanto en la 2010-11 como en la 2011-12 solía ser el 6º hombre de los Memphis Grizzlies. La pérdida de titularidad afectó a su cabeza, no estaba a gusto en el equipo ni en la ciudad, y en nada se parecía al jugador que ilusionó en las dos primeras temporadas, tenía buenos partidos, en ocasiones aparecían destellos de su innata calidad, pero en la mayoría de encuentros era, como se conoce coloquialmente, un "tira-zapatillas", y no muy acertado por cierto. Temporadas que completaría con promedios de 11.3 y 12.6 puntos por encuentro. Además de bajar más de un 5% su efectivadad de cara al aro.
