Normalmente los equipos buscan diversidad en sus rosters, pero hay un tipo de jugadores que no puede faltar, una raza de jugadores que siempre esta ahí, que luchará, sudará, y hará todo lo que tenga en sus manos, para darle al equipo una victoria más. Todos conocemos al gran Denis Rodman, que nos degustaba con caídas contra la grada, pero no tenemos que retroceder en el tiempo para ver a un jugador de este estilo... Estoy hablando de alguien a quien casi todos conocemos, alguien sobre el que voy a contar anécdotas de su curiosa vida, alguien con una forma particular de ver el baloncesto.... Tariq Kirskay.
Nacido un 7 de Septiembre de 1979 en el pequeño barrio del Bronx, Nueva York, este seguidor de los Yankees soñaba con jugar algún día en su equipo de baseball hasta una entrada edad, en la cual, gracias a la presión de padre y amigos, y debido a la altura que ya tenia, se decanta por el mundillo del baloncesto.
Su primer destino como jugador de baloncesto fue la High School, con su equipo jugó en la liga de Nueva York, y se proclamaron campeones nada más y nada menos que gracias a él, quien metió una canasta inverosímil en los últimos segundos del partido.
Pasaban los años y llegaba su primera gran cita, la NCAA, el primer paso importante para todo jugador que quiera tener una larga carrera NBA, y aunque ese no seria el futuro de Tariq, jugaría con los Gaels de Indiana, con los que llegaría al TOP64, siendo eliminados en 2º ronda, en la cancha de Maryland.
Acabada la NCAA, y sin esperanza de conseguir un hueco en la NBA, Tariq decidiría dar un paso atrás para dar muchos hacia adelante, su siguiente rumbo, Skopje, del cual, todavía Tariq, no tiene buenos recuerdos...
Próximamente la segunda parte.
Un saludo
